La "inseguridad", es el producto lógico del accionar y el devenir de un enorme sector de la sociedad que
vive funcional y cómplice a un sistema que excluye y mata a millones, ese mismo sector que durante
años aplaudió y se benefició con las políticas neoliberales sin sacar la cacerolita... ¿qué esperaban?
Si no van a proponer acciones solidarias en pos de acercarse a un lugar de igualdad, si no van a hacer
otra cosa que pedir a los gritos, frenéticamente, "mano dura", entonces "no se quejen".
Esa mano dura no es una estrategia, vean su efecto contraproducente: no resuelve resentimientos, no
pacifica, no aplaca la violencia, no resuelve la discriminación sino que aviva y crispa todo esto, no
propone diálogo, no resuelve falta de oportunidades económicas, educativas y sobre todo afectivas, no
resuelve hambre, no resuelve techo, no transforma, no hace reflexionar, no devuelve a nadie y esa
mano dura, señores, tampoco tiene mucha relación con el postulado de "Una Argentina segura, LIBRE y
soberana".
No se puede exigir nada si día a día pasamos indiferentes frente a gente que se muere de hambre, que
duerme en la calle, que tiene que vivir abajo de unas chapas, que tiene que cagar en un pozo, que no
sabe leer ni escribir.
Y una multitud, tan campante y sin pruritos, pide además que los metan en cana de por vida si
delinquen.
No neguemos que estos delincuentes son "nuestros delincuentes", señores, no son importados de
Taiwan, son de nuestra sociedad, el espejo de nosotros mismos.
Parece que cuesta entender esto.
Ayudemos a la transformación desde un lugar propositivo real y profundo.
Estudiemos las causas del problema y trabajemos nosotros para construir una solución liberadora, no un
pseudo-remedio que contribuya a la perpetuidad de esas causas y ese problema.
Ese es el famoso "pan para hoy hambre para mañana", el resultado a corto plazo y a medias tintas,
el "ya, ahora, todo, para mi", el egoísmo que caracteriza a la clase conservadora y reaccionaria.
Seguramente muchos sacarán de sus bolsillos ese argumentito de que "hay gente que ya es
irrecuperable"; pregúntense por lo menos porqué es irrecuperable, midan y háganse cargo de su propio
grado de responsabilidad en ese fenómeno, cuestiónense porqué alguien llega al extremo de robar,
matar, violar. Como si fueran actos de generación espontánea...no lo son, señores: un opresor es tal
por haber sido oprimido, siempre es así.
¿Qué posibilidad de cambio le estamos dando a un tipo al que lo queremos preso de por vida?
No reproduzcamos la opresión. Sancionar una ley de baja de imputabilidad a los menores de edad me
parece vergonzoso: si ya fueron abandonados, esta ley los abandona una vez más.
No pongamos el énfasis en reclamar y promover tantos y cuantos años de prisión hay que dar, y
aboguemos por proyectos que impulsen la existencia de unidades penitenciarias que brinden real
contención a las personas, que puedan reformarlas desde un lugar digno, encauzarlas, brindarles los
valores y las oportunidades que la sociedad, en su momento, les postergó. Trabajemos por leyes
humanitarias, lo suficientemente flexibles y dinámicas para adaptarse a la gran variedad y diversidad de
los hechos.....